LA MASONERIA Y EL 11-M
SIETE MAESTROS MASONES

XVI
EL FIN DE LOS TIEMPOS Y EL NUEVO DEVENIR

Qué duda cabe –ante la evidencia de continuas y sostenidas señales– de que nos acercamos inexorablemente a lo que las distintas tradiciones han dado en llamar "El fin de los tiempos", signados por la decadencia espiritual y el materialismo exacerbado. El hombre se ha alejado de su Origen, ignorando y dándole la espalda a su esencia divina, mientras la materia le domina y se erige en única preocupación y objeto de devoción.

La filosofía y la religión han separado espíritu y materia creando un abismo entre ellas, cuando, de lo que se trata, es de reunir esos aparentes opuestos y demostrar que no son antagónicos entre sí pues en todo el universo existe solamente una única sustancia espiritual que actúa sobre las formas físicas. Espiritualizar la materia y materializar el espíritu, debe ser nuestro trabajo individual de transmutación.

Estamos viviendo en un mundo en el que el hombre se ha convertido en esclavo del hombre y es a la vez objeto de la sociedad de consumo.

La indiferencia y el separatismo hacen que las naciones se dividan entre ricas y pobres, las de Oriente y las de Occidente, las del norte y las del sur, las de ideologías de izquierda y las de derechas, las del primer mundo y las del tercero y además, se dividen según el color de la piel, lenguas y religiones, sin que nos demos cuenta de que nuestra mayor riqueza reside en la diversidad y que por lo tanto necesitamos del aporte de todas las culturas.

Hay odios y guerras. Pero no sólo en Irak, Afganistán, Israel, Bosnia, Palestina, Serbia o en países occidentales, sino que el odio y la guerra están instalados en los corazones de los hombres.

"Cordial" y "corazón" derivan de la misma raíz y cuando partimos precisamente de nuestra cordialidad, eliminamos toda separación, todas las barreras, todas las fronteras, todos los juicios, todos los prejuicios. Por ello, la cordialidad está antes que nada. Porque la vida es fuego, fuego del amor, vivo y permanente de tal manera que donde no hay amor, estamos renunciando a la Vida.

Somos Amor; esa es nuestra esencia. Pero muchos deberíamos preguntarnos qué hacemos con esa capacidad de amar... Pues no basta con sentirlo… hay que darle expresión, en nuestro interior primero y luego en nuestra actitud permanente de servicio, haciéndonos inteligentemente útiles al otro y útiles a los planes del Gran Arquitecto.

Como masones hemos iniciado un viaje laberíntico hacia el Centro y en estos momentos de crisis, nos vemos llamados a reforzar nuestro trabajo interior a través de esta vía que lleva a la realización.

Siendo que todo en el universo nos habla de la existencia de un Plan divino, debemos comprender que dentro del aparente caos hay un Orden subyacente que es necesario contemplar en toda su belleza.

Otras fuerzas han de surgir –porque estas energías afluyen cíclicamente– … y entre ellas, estoy segura que surgirá con un ímpetu imparable la energía del amor. Dichas fuerzas despertarán a los limpios de corazón a fin de que perciban la existencia de una realidad superior y nos harán emerger en el futuro –después de este período de derrumbe–, como una sola humanidad iluminada, purificada y unida, siendo este el punto final de la gran herejía de la separatividad.

 


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