TRADICION HERMETICA Y MASONERIA
FEDERICO GONZALEZ
(final)
En efecto, las corporaciones de constructores medioevales le han dado la estructura a la Masonería, incluso los tres grados iniciáticos, y su simbólica fundamental vinculada con el Arte de Construir. Esta influencia deriva, o al menos tiene antecedentes en los Collegia o Scholae romanos, vinculados a las Religiones de Misterios, las que a su vez lo hacen con Egipto, como ya hemos dicho. Por otra parte en la Alejandría greco-egipcia, de los primeros siglos anteriores y posteriores al cristianismo, vuelve a producirse un resurgimiento tanto de las religiones mistéricas, que aún subsistían, como de los estudios neoplatónicos, pitagóricos y teúrgicos-gnósticos, que desembocan en una corriente donde la Tradición Hermética vehiculará estas energías hasta el Renacimiento –en que volverán a florecer–, pasando por la Edad Media, donde revistieron formas cristianas, lo que no fue difícil dada la identidad de ambas tradiciones en cuanto a sus orígenes y fines. Es precisamente en la Edad Media –cuando se construyeron en toda Europa miles de templos, castillos, y ciudades enteras, tanto en estilo románico como gótico, por medio de estas asociaciones gremiales, incorporadas a la ciudad medioeval como elementos constitutivos de su orden– donde se asienta la gnosis Hermética, por intermedio de Pitágoras y la Aritmosofía, es decir el sentido verdadero de los números, las proporciones, la orientación, los ciclos, etc., o sea: los misterios de la Cosmogonía, los secretos del oficio, manifestados por la Filosofía de los Padres de la Iglesia y Dionisio Areopagita, entre otros, y sobre todo, sin duda, por el Evangelio Cristiano, San Pablo, y el fondo tradicional mitológico, religioso y agrícola de las culturas anteriores al cristianismo.27

Todas estas influencias espirituales, o intelectuales, pasan directamente a la Masonería como se encuentra documentado en manuscritos alemanes e ingleses y es sobre esta estructura que se van agregando los otros elementos que hemos mencionado. Así la Alquimia se integra a este pensamiento puesto que ella no es sino una expresión o adaptación más de este saber tradicional y los mismos Adeptos se cobijan bajo la filiación Hermética y su patronazgo. lo mismo vale decir de los Rosacruces, herederos del pensamiento hermético e históricamente relacionados con ellos y la Masonería. También por sus raíces medioevales ha de buscarse la asociación de la Orden con otras Ordenes constructoras y de caballería.



Joyas masónicas
Grabado de E. Curtis, sin fecha. Impreso en 1801

En cuanto al elemento judío, nos asombraría que no estuviera presente en una Orden iniciática nacida en Europa, pues junto con el cristianismo, que deriva de él, éste ha vehiculado los elementos diversos que hoy llamamos Occidente, en donde se destaca la figura del sabio, rey y constructor, encarnada por Salomón. En efecto, el simbolismo del templo masónico es fundamental en masonería y se lo reconoce como el modelo y el depósito de toda ciencia, opinión compartida por los sabios; así en el manuscrito de Isaac Newton titulado "The original of religions" se dice: "De manera que era propósito de la primera institución de la religión verdadera en Egipto poner a la humanidad, mediante la estructura de los antiguos templos, el estudio de la estructura del mundo como el verdadero Templo del gran Dios al que adoraban.".28

La Masonería es, según todo esto, el resultado feliz de la relación y síntesis entre distintas formas de acceder al Conocimiento, y la unicidad que esas formas proclaman. Pero está claro que tamaña empresa no ha sido la obra de algunas personas, o el conjunto de acciones individuales encaminadas a lograr esa síntesis, pese al agradecimiento que merecen variadas personalidades en ese sentido. la Masonería es –y seguirá siendo– un depósito de Sabiduría Tradicional que otorga el Conocimiento a aquellos que son capaces de recibirlo, y al que generosamente ha expandido de modo espiritual –la logia es un condensador de energías–, y divulgado culturalmente mediante los escritos y la participación de sus miembros en distintas instituciones, sin hablar de leyes públicas, obras sociales, o de beneficencia. A esto debe sumarse la perenne dignificación del trabajo, verdadero objeto de culto de su disciplina y el instrumento de conocimiento de un Masón y por lo tanto actividad humana por naturaleza.

Señalaremos que cualesquiera sean los orígenes masónicos ellos apuntan una y otra vez hacia los artesanos y constructores medioevales y no a los sacerdotes y nobles de la época. Se sabe que los rangos eran muy fijos en la Edad Media y que incluían básicamente cuatro categorías de decreciente importancia: a) la Iglesia, el Papado y el clero como sabiduría, b) la reyecía y la nobleza, particularmente en su aspecto militar, c) los administrativos, comerciantes y profesionales (artistas y artesanos), y d) el campesinado, dedicado al servicio y la producción.29

La Masonería debe considerarse como originada en este tercer estamento de acuerdo a las leyes cíclicas, aunque sus historias míticas incluyan reyes constructores y sabios arquitectos, y en el siglo XVIII estuviera constituida por la nobleza y en el XIX gozara decididamente del apoyo de una burguesía que ya era el poder; también es significativa la incorporación de la Alquimia (Via Regia), junto con la inclusión de la Filosofía Hermética como componente de la sabiduría sacerdotal.

La doctrina de los ciclos nos indica que en sucesión indeterminada se encadenan éstos, unos con otros, pero que cada uno posee una organización prototípica cuaternaria común, que se desarrolla en un orden invariable, por lo que determinado elemento constitutivo del ciclo predomina sobre los restantes, lo cual es obvio en la cuaternidad de las edades del hombre: niñez, juventud, madurez y ancianidad. Con la historia sucede lo mismo, y cada uno de los componentes cuaternarios de la sociedad, ha de tener un período de supremacía sobre los otros. Así ha sido claro en la Historia de Occidente la pérdida de poder de la Iglesia a favor de la nobleza y de ésta a la burguesía, para terminar en las masas proletarias que hoy detentan gran parte del poder, no obstante la confusión reinante en este aspecto que las contradice al extremo de que una misma familia, o idéntico medio social, engendra un filósofo o un patán, a un hombre noble o a una bestia.

De cualquier manera la Tradición Hindú también acredita en esta división en Castas (que nada tiene que ver con las "clases sociales"), que por otra parte se encuentra presente en las culturas más arcaicas, las que son fijadas por el Destino, ya que las determina el nacimiento, aunque como hemos visto en la época actual los estamentos están tan mezclados que su validez se desintegra ya que la humanidad se encuentra en el último estado de un período de disolución que, como se sabe, es llamado Kali Yuga.

Desde el punto de vista histórico nace la Masonería en una época donde las corporaciones de artesanos pasaban a ser instituciones de poder y el profesionalismo de sus integrantes ocupaba una función en el encuadre del Estado. Esta influencia es pareja a la pérdida de importancia de la Iglesia, y de la Monarquía, y se corresponde con la creciente preponderancia de la burguesía formada por profesionales, mercaderes y administrativos, en siglos posteriores. Y esta determinación que hace a los ciclos históricos y a las castas marcará de algún modo a los masones (pese a las pretensiones mundanas de algunos), que en líneas generales pertenecen a estos estamentos sociales profesionales y comerciales, a los que también protege el dios Mercurio. Poniendo de relieve que para la ya mencionada Tradición Hindú son los kshatriyas y particularmente los vaishyas (casta que igualmente puede acceder a la liberación como la de los sabios y los guerreros) quienes podrían equipararse con los estamentos sociológicos e históricos de la Masonería, relacionada igualmente con Noé (y su barca), es decir como depositaria de la antiquísima Ciencia Sagrada, emanada de la Tradición Hermética.30 

Para finalizar apuntaremos que incluso la Masonería medioeval es nómade, o mejor seminómade, y los constructores de catedrales, castillos, o burgos, viajaban de una a otra área según sus necesidades, relacionadas con sus movimientos tal cual las tribus van cambiando de parajes de acuerdo igualmente a las suyas. En un momento determinado estos constructores se asientan en distintas ciudades y fundan gremios de diversos oficios, ya que la ciudad ha crecido y se desarrolla conjuntamente con ellos; son ahora por lo tanto un personal sedentario, y así asentados, ofrecen de una u otra manera sus conocimientos indispensables para toda labor ordenada y civilizadora. Como vemos, es posible también relacionar a la Masonería en su evolución con las distintas etapas mediante las cuales se genera la cultura, básicamente asentada en las ciudades. Abel ha dejado el paso a Caín y los constructores cambian su forma de actuar, conformando el sólido modelo de las ciudades, y finalmente del estado. Caín ha matado a Abel, pero gracias a su sacrificio el constructor puede pasar a través del rígido camino de las formas, a la esencia no formal, que sin embargo las contiene de modo potencial. El constructor entonces realiza por medio de una industria contingente un negocio eminentemente metafísico y trascendente.

Es interesante destacar que Caín –como se sabe, antepasado de los masones– fue condenado por YHVH a ser un vagabundo errante sobre la tierra para purgar el crimen cometido contra su hermano Abel. Empero cuando construía una ciudad su esposa dio a luz a su hijo Henoc (apelativo que aparece en el Antiguo Testamento como el del hijo de Caín y el del quinto hijo de Set)31 cuyo nombre se hizo extensivo a la villa. Esto último (Génesis 4, 9 a 18) viene a confirmar lo dicho precedentemente con respecto al hecho del vagabundeo permanente y la ulterior fijación de una familia, que se proyecta en una casa y posteriormente en una ciudad, o civilización.

Creemos que este tipo de simbólica relacionada con fenómenos cósmicos, o cíclicos, está en la raíz del asunto del paso de la masonería operativa a la especulativa, o sea de la adecuación a nuevos modos de expresión de la Ciencia Sagrada en relación con los devaneos del pensamiento humano.32 De todas maneras este es un hecho que siempre se produce en cualquier transformación donde algo se pierde y algo se regenera; hay quienes prefieren lamentar aquello que se ha perdido, otros se regocijan en el hecho de que la doctrina haya sobrevivido, más allá de pleitos más o menos políticos (Hannover-Estuardo) o formas del cristianismo (iglesias reformadas–iglesias sometidas a Roma). En este último caso la vigencia de las reformas emprendidas por los "modernos" universaliza a la Masonería al abrírseles las puertas a judíos (1732) e islámicos (1738), de modo ecuménico en detrimento de una ortodoxia provinciana pretendida por determinados agentes del poder eclesiástico. Y si muchos masones –entre los que nos incluimos– rechazan el poder de Roma, no lo hacen en cuanto miembros de la Orden, sino exclusivamente en cuanto cristianos, comprometidos con los textos evangélicos y por lo tanto también con el Antiguo Testamento, en detrimento de la nueva teología de la liberación.

Y si bien la Masonería, como hemos visto reiteradamente, tiene sus orígenes en los canteros de piedras medioevales, y por lo tanto en las rigideces religiosas de las concepciones de ese tiempo, no debe olvidarse que desde esa época hasta el siglo XVIII, donde toma su forma especulativa, estos constructores han vivido inmersos en un nuevo mundo, el del Renacimiento, inspirado en el Corpus Hermeticum, el Pitagorismo (también los Himnos Orficos y los Oráculos Caldeos) y sobre todo en Platón, los neoplatónicos y Proclo, lo cual se ve reflejado en sus palacios, iglesias, jardines y torres, arquitectura interior, ingenios mecánicos y otras maravillas de magia natural y experimentación científicas y artísticas (pinturas, esculturas, orfebrería y mueblería) que tuvieron su origen en la Academia de los Medicis, dirigida por Marsilio Ficino, cuya influencia se extendió en toda Europa por casi tres siglos, y que por cierto estuvo presente en la Inglaterra Isabelina y sus sucesores, y que desemboca no casualmente, y sólo para nombrar un ejemplo, en la traducción del Corpus Hermeticum por Sir Walter Scott, maestro masón, en la misma época que las logias inglesas irrumpen con fuerza en la Historia moderna.

Los distintos Ritos y Obediencias, pese a su heterogeneidad, tienen en común al Gran Arquitecto del Universo, y un oficio compartido: el Arte y la Ciencia de Construir, que reconocen en el Símbolo su expresión más cabal. En cierta forma esta diversidad podría compararse a las distintas "gnosis" de los primeros siglos de nuestra era, incluso la cristiana, cuyo fin último era obviamente el mismo, pese a las distintas malversaciones en las que puede verse involucrada cualquier asociación.

Esta "atomización" de las Logias es, de hecho, la forma que ha tomado históricamente la Masonería para multiplicarse, y no nos debe sorprender entonces que éste o aquel Taller cargue las tintas sobre uno u otro aspecto de los símbolos, o los orígenes de la Orden, según se sientan más o menos identificados con ellos. Lo mismo aquellos más relacionados emocionalmente con determinada Religión, o con conceptos humanistas de diferente tipo.33

Todas esas ideas, o mejor, la convergencia y ejecución de estas corrientes masónicas, hoy también pueden tener lugar en un ámbito más amplio que el de los talleres, donde muchas veces cuestiones meramente personales de simpatías y antipatías, o problemas sociales o económicos y políticos pudieran crear tensiones y aun abismos entre sus integrantes. Esto podría encontrar una solución, como de hecho ya ocurre, en ciertas logias de estudios masónicos, formadas por maestros de distintos talleres, como sucede en otras partes; estas logias que se reúnen una o dos veces al año durante los solsticios, celebrándolos, son de trabajos estrictamente doctrinarios e históricos sobre los símbolos, ritos y antecedentes iniciáticos de la Orden, sin dejarse afectar por las diversas influencias que corren entre los diferentes talleres; como ya se ha dicho son logias de Maestros que ya han sido Oficiales o Venerables de distintas logias y que han probado por numerosas circunstancias y a lo largo de los años su pertenencia a los orígenes, usos y costumbres y deberes de la Orden.

Poniendo punto final a este somero panorama queremos destacar la importancia que ha tenido la Masonería –y por su intermedio la Tradición Hermética– en la independencia y organización de las repúblicas americanas (de Norte, Centro y Sur), donde pueden destacarse entre otras las figuras de Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Jorge Washington, José de San Martín, Antonio José de Sucre, José Martí, Miguel Hidalgo,34 etc., no sólo fundadores de países, constituciones, legislaciones e instituciones sino de ciudades, tal el caso de la ciudad de Washington DC., capital de Estados Unidos que lleva el nombre de su fundador y de la Ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, fundada por el maestro masón Dardo Rocha.35 Debe señalarse que lo anteriormente mencionado se hizo en base al ordenamiento de esos pueblos promoviendo la cultura, la educación, el arte y las buenas maneras en países donde primaban la desorganización y la violencia, cumpliendo desde luego la Masonería una función civilizadora que subsiste de distinta forma hasta nuestros días, ya que América, sus instituciones y forma de vida, ha nacido históricamente bajo su signo.
 


George Washington colocando la primera piedra del Congreso de los Estados Unidos. 18 de septiembre de 1793, por J. Melins

Plano de la ciudad de La Plata
 
NOTAS
27 Como curiosidad observaremos que sólo la Orden del Temple, dentro del primer siglo a partir de su constitución (1128), construyó 80 catedrales, 60 abadías y 9000 encomiendas.
28 Isaac Newton, El Templo de Salomón. Introd. de J. M. Sánchez Ron, p. XXIX. Traducción y estudio filológico C. Moreno. Ed. Debate/CSIC, Madrid 1996. (Ver aquí reseña ).
29

De hecho la vinculación entre la Masonería y los estamentos del poder se encuentra señalada desde los albores de la Orden, incluso en sus mitos, en su relación con los distintos reinos europeos, príncipes y nobles, y posteriormente con los medios económicos y políticos caracterizados por la incorporación de una creciente burguesía con mando e influencia en la sociedad moderna. Ver los siguientes listado y  anexo. 

Listado

En Inglaterra: los reyes Athelstan y Edwin (s. X), Eduardo III (1327-1377) que favoreció la institución poderosamente, protector de las logias y de las artes y ciencias. Jacobo I de Inglaterra (y VI de Escocia), hijo de María Estuardo. De la casa de los Windsor: Jorge IV, (1762-1830), Guillermo IV (1765-1837), Ernesto Augusto, duque de Cumberland y rey de Hanover (1771-1851), Jorge V de Hanover (1819-1878), Eduardo VII (1841-1910), Jorge VI (1895-1952), y también Federico Luis, príncipe de Gales (1707-51), Guillermo Augusto, duque de Cumberland (1721-65), Eduardo Augusto, duque de York (1739-67), Guillermo Enrique, duque de Gloucester (1743-1805), Enrique Federico, duque de Cumberland (1745-90), Federico Augusto, duque de York (1763-1827), Eduardo Augusto, duque de Kent (1767-1820), Augusto Federico, duque de Sussex (1773-1843), Arturo, duque de Connaught (1850-1942), Leopoldo, duque de Albany (1853-1884), Alberto Víctor, duque de Clarence (1864-1892), príncipe Arturo de Connaught (1883-1938), Eduardo VIII, último duque de Windsor (1894-1972), Jorge, duque de Kent (1902-1942), hasta los actuales príncipe Felipe, duque de Edimburgo, y Eduardo, duque de Kent (1935). 

En Escocia Robert Bruce, y después de él todos los reyes Estuardo, así como las familias nobles de las que emanaba la guardia real escocesa: Hamilton, Montgomery, Seton, Sinclair y los propios Estuardo. De los anteriores hay que destacar a William Sinclair, Conde de Orkney y Caithness, Gran Almirante de Escocia en 1436, asimismo constructor, nombrado en 1441 por Jacobo II patrón y protector de los masones escoceses; función hereditaria hasta 1736, en que el W. Sinclair de entonces (Saint-Clair) renunció por no poder ocuparse, siendo elegido primer Gran Maestre de Escocia por votación unánime de los representantes de las 33 Logias. En 1600 y 1630 aparecen como "patronos", "protectores" y "jueces" en las Cartas firmadas por la asamblea de Logias escocesas, signada esta última asimismo por William Shaw (Estatutos Schaw) Maestro de Obra y Vigilante General (Supervisor de las obras del Rey, Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia). Todavía en 1812-13 uno de sus descendientes, el segundo conde James, que sería lord presidente del Consejo en 1834, fue Gran Maestre de Escocia.

En Alemania, Austria y Prusia: Federico II de Prusia, el Grande, "una de las mayores figuras del siglo XVIII", rey en 1740, iniciado dos años antes sin que lo supiera su padre, y junto con él el príncipe de Lippe Bückerburg y el conde de Warteuslebem; sus tres hermanos, Guillermo, Enrique y Fernando. Federico Guillermo II, sobrino y sucesor, vinculado con los Rosacruces; Federico-Guillermo III; Guillermo I, rey de Prusia (1861) y emperador de Alemania (1871-88); Federico III, Gran Maestre en 1860, iniciado como el anterior por su padre en una logia especial formada por dignatarios de las tres Obediencias berlinesas; tomó el título de "Gran Protector de la Masonería" al subir su padre al trono. A ellos hay que sumar otros miembros de las ramas colaterales de esta Casa de Hohenzollern (Brandenburgo Ansbach, B. Bayreuth, y B Schwedt; y la Casa de Brunswick). En Austria, Francisco duque de Lorena y gran duque de Toscana (más tarde emperador) iniciado en 1731, esposo de Mª Teresa; el conde Kaunitz, canciller de la emperatriz y los consejeros de su corte: la primera logia (1742) fue creada por el conde del Imperio A. J. Hoditsch y el conde F. de Glossa a instancias del arzobispo de Breslau, conde Schaffgotsch, masón él mismo y a pesar de la bula de Clemente XII (In eminenti, 1738); en un año había iniciado a 56 miembros de las más grandes familias nobles de la propia Austria y otras. Los landgraves (luego grandes duques) reinantes de Hesse, Luis VIII, IX y X, y el gran duque Luis II (s. XVIII y XIX). A todos ellos hay que sumar los pertenecientes a otras casas reales de Europa, incluyendo Noruega y Suecia.

En Francia: Los Grandes Maestres hasta la época napoleónica: el duque de Antin, par de Francia, 1738-43; el príncipe de Borbón-Condé, conde de Clermont, 1743-71; el duque de Chartres, después de Orléans, príncipe de sangre, 1771-93, y Roettiers de Montaleau, 1795-1804, Gran Venerable de la Masonería francesa. Asimismo los príncipes: de Condé, duque de Borbón; de Conti, príncipe de sangre; de Rohan; de Pignatelly, maestro de las logias de Nápoles; de Saint-Maurice; los duques: de Choiseul-Praslin, de Choiseul-Stainville, de Luynes, de Lauzun; el duque Segismundo de Montmorency-Luxemburgo, administrador especial de la Orden (Gran Oriente y Gran Logia de Francia) de 1771 a 1789, de gran memoria como noble y masón. En Bélgica: Court de Gebelin se destaca por la importancia internacional que adquirió en Masonería; también fue miembro del gobierno de la monarquía belga que tuvo a Leopoldo I como su primer rey, quien era masón, así como otros miembros de esta familia. 

Al personal de Francia debemos agregar también los más altos dignatarios del Imperio Napoleónico, comenzando por el propio Napoleón y por su delegado el príncipe J.-Jacques Regis de Cambacérès, duque de Parma, Gran Maestro del Gran Oriente (1806-15) y Gran Comendador del Supremo Consejo del Rito Escocés bajo el Imperio, así como de otros tres Ritos; a su vez, al menos 17 de los 25 mariscales del Primer Imperio eran masones. Todo ello sin contar los medios económicos y políticos de la burguesía y el peso intelectual de los nobles de nuevo cuño y los intelectuales que reemplazaban a la nobleza. Ejemplo de ello: Voltaire, Montesquieu, Condorcet (enciclopedista), La Rochefoucault posteriormente, Gérard de Nerval(?), etc. los sabios La Cépède, Lalande, Montgolfier, encabezando una generación que incluía a inventores, médicos, pintores y músicos, y todo tipo de investigadores, la mayor parte hoy olvidados pero que contribuyeron en su momento al desarrollo de la cultura actual, miembros muchos ellos de la Academia y el Liceo Franceses, de la Academia de las Ciencias y de la de las Artes etc. etc. Lo mismo en los países antes mencionados y sus figuras intelectuales, científicas (especialmente en Inglaterra), políticas y económicas hasta entrado el siglo XX. En las capitales y en provincias las autoridades eran masónicas y aún hoy existen enteras familias masónicas que han recibido con orgullo esta herencia. 

Anexo
 
Nobles: Inglaterra: Grandes Maestres –es decir, sin contar los demás que formaron parte de la Orden a partir sobre todo del s. XVII): conde de Bedford, G. Maestre del Norte (York), 1567; conde de Pembroke, 1618 (época en que entraron "personas eminentes, sabias y ricas": Dicc. Encicl. de la Mª.); conde de St. Alban 1663; de Rivers, 1666; de Dalkeith, 1724; de Inchingin, 1724; lord Colerane, 1727, que constituyó una logia en Madrid; vizc. Kingston, 1729, Gran Maestre de Irlanda en 1731; lord Lovel, luego conde de Leicester, que recibió en 1731 a quien luego sería el emperador Francisco I de Alemania; lord vizc. Montagu, 1732; conde de Strathmove, 1733; de Crawford, 1734; de London, 1736; de Darnleg, 1737, que recibió al príncipe Federico de Gales; lord Carnarvon, 1738; marqués de Carnarvon, 1754, durante cuyo mandato se fundaron 49 logias; lord Aberdour, 1758-63; lord Blaney, 1764, (71 logias); entre este año y 1767 (duque de Beaufort) se recibieron masones los duques de Gloucester, Cumberland y York (1765); en 1772 el duque de Athol era Gran Maestre de la Gran Logia de los Antiguos, y en 1773 y 1778-79 de Escocia; asimismo el duque de Manchester, c. 1780; el duque de Cumberland y el conde de Effingham, 1782. A ellos hay que sumar el Duque de Wharton, Gran Maestre de Inglaterra (1722) y asimismo de Francia (1728), fundador de la primera logia en Madrid (1728); lord Derwenwater, Gran Maestre en Francia (1736-37); introductores junto a otros de la Masonería especulativa en ese país. Irlanda: Grandes Maestres: vizcondes Kingston, 1731; Kingsland, 1732; vizc. lord Mountjoy, 1738; de Donneraile, 1740; barón de Tullamore, 1741; vizc. Alleau, 1744; lord Kingsborough, que murió en la cárcel a causa de prisión por deudas después de haber costeado la primer gran edición de los códices precolombinos. Escocia: después de W. Saint-Clair, 1736, el conde de Cromarty, 1737; condes: de Kintore, luego G. M. de Inglaterra; de Morton, 1739; de Leven, 1741; de Killmarnock; de Wemyss, 1743; lord Essquin, 1749; conde de Englenton, 1750; lord Aberdour, 1755-56; condes: de Galloway 1757-58; de Leven, 1759-60; de Elgin, 1761-62; de Kellie, 1763-64; lord Provist, 1765-66; conde de Dalhousie, 1767-68; el general J. A. Oughton, 1769-70; conde de Dumfries, 1771-72; el duque de Athol, 1773 y 1778-79; barón Forbes, 1776-77; condes: de Balcanas, 1780-81; de Buchan, 1782-83. Otros nobles que aparecen en Francia en las obras citadas: príncipes: Sapiéha (polonés), Kavauski; Galitzin; Bozotowski; condes: de Buzençois; de Balbi; Stroganoff; de Saisseval; de Launay; vizconde Le Veneur; marqueses: de La Fayette, muy vinculado con Washington y la Independencia norteamericana, de Saisseval, d'Arcambal; de Saint-Simón, de Lusignan; de Hautoy; de Gouy d'Arcy. Citamos del libro de Le Forestier, Maçonnerie féminine et Loges académiques (ver aquí reseña) algunos nombres que encabezan un conjunto de alrededor de 200 miembros y hermanos visitantes según las actas de la logia parisina San Juan del Candor, constituida en 1775 y a la que estaba vinculada una logia de adopción, de los cuales sólo siete no eran nobles, la mayoría de estos últimos con título y sirviendo en el ejército: "Vizconde de Espinchal, coronel de dragones; conde de la Châtre, coronel de regimiento; caballero de Fitz-James, coronel del regimiento de Berwick; conde de Rieux, coronel de caballería; conde de Saint-Maime, coronel del regimiento del Soissonais-Infantería; barón de Salis, inspector de la infantería; conde de Barbançon, coronel de Orléans-Infantería; barón de Béthune, mariscal de campo de caballería; conde de Bouffiers-Rouvel, coronel de Royal-Cravatte; conde Máximo de Puységur, capitán de la Legión Corsa; vizconde de Puységur, capitán de los bajeles del Rey; condes de Vauban, de Seuil, de Chatenoy, Duleau, D'Ambly, de Roquelaure, de Vassy, etc. etc. capitanes en distintos regimientos, a los que se añaden otros veintisiete condes, y el resto de vizcondes, marqueses, barones y caballeros, sin ser esta la única logia militar (a destacar la San Luis al Oriente del regimiento del Rey: tras instalarse de nuevo en Nancy, dos años después tenía doscientos veintiséis miembros). 

Del mismo libro citamos a nobles francesas, pertenecientes a logias de adopción: la duquesa de Borbón, que recibió en 1776 el título de Gran Maestra de todas las Logias de Adopción de Francia: en la tenida "el duque de Chartres presidía los trabajos; seiscientas personas estaban presentes, entre las hermanas se destacaban la duquesa de Chartres, la princesa de Lamballe, las duquesas de Luynes y de Brancas, la condesa de Caylus, la vizcondesa de Tavannes, las marquesas de Clermont y de Sabran. Terminados los trabajos masónicos, la asistencia descendió a los jardines brillantemente iluminados, donde divertimentos mezclados con música y canto precedieron a un fuego de artificio cuya obra principal representaba el Templo de la Amistad y de la Virtud. Hubo a continuación banquete y baile y la fiesta terminó con una recaudación para fines de beneficencia" (pág. 87). Otras damas de la nobleza, pertenecientes a logias vinculadas a las masculinas del mismo nombre: la Gran Inspectora marquesa de Villervaudey, las condesas de Durfort, Janey; marquesas de Felletan, de Germigney, de Molan; baronesa de Glanc (Logia Sincérité de Besançon); duquesa de Cossé-Brissac, condesas de Caumont, de Saint-Pierre de Pontcarré, baronesa de Beaumont (San Luis de Dieppe); en la Logia la Perfecta Amistad de Toulouse "particularmente elegante y aristocrática" las marquesas de Crouzet, de Rességuier, de Montlaur, vizcondesa de Rochemaure, baronesa de Panetier, Mmes. de Saint-Victor, de Mahieu, de Rochefort, de Lacroix, etc. etc. además de las Oficiales de la Logia, siendo la mayoría de ellas esposas de los miembros de la Logia masculina; la duquesa de Harcourt, condesas de Blagny, de Briqueville, de Faudoas, de Lestre, de Brassac, de Beaufort, vizcondesa de Mathan, marquesas de Briqueville, de Bouthillier, de Molans (Logia militar San Luis en Caen); la baronesa de Viomesnil, Gran Inspectora, princesa de Horns, vizcondesa de Nédonchelle, condesas de la Valette, de Pestalozzi, de Marguerye, du Petit-Thouars, de Messey, marquesa de Balivières (Logia San Luis en Nancy). Otras logias de adopción: La Verdadera Virtud en Annonay, La Perfecta Unión en Rennes, La Concordia en Rochefort, Les Neuf Sours en Toul, Philadelphes en Narbona, la muy importante San Juan del Candor en París, etc.
30 Ver  "Los Libros Herméticos".
31 El Henoc hijo de Caín es ancestro del primero que trabaja los metales, bronce y hierro: Tubalcaín, bien conocido en la Masonería. Hiram-Abi, hijo de Israel y de Tiro, el Maestro Hiram de los masones, es artesano del bronce y el hierro, pero asimismo del oro y la plata, la piedra y la madera, los tejidos y el grabado (II Crónicas 2, 13). El Henoc quinto hijo de Set es el que "desapareció, porque Dios se lo llevó" (Génesis 5, 24). El padre de Tubalcaín, Lamec, también aparece en la descendencia de Set, y en ella es padre de Noé (Gén. 5, 24).
32 Por otra parte se debe aclarar que la primera versión de las Constituciones de Anderson estaba incompleta y sólo había dos grados iniciáticos. A esta omisión tan extraña vino a sumarse la supresión de la masonería del Royal Arch, teniéndose sólo en cuenta la masonería de la escuadra (square masonry) sin ser coronada por la masonería del compás, siendo ambos útiles, como se sabe, símbolos respectivos de la tierra y el cielo. A ello se opusieron las Logias auténticamente operativas que rechazando este error pasaron a defender las Antiguas Constituciones, encabezadas en 1725 por la Gran Logia de York, o en 1751 por la Gran Logia de los Antiguos, que sólo aceptaron reunirse con la Gran Logia de Londres, (la de los modernos, para los que Anderson había escrito sus Constituciones) en 1813, después que estos aceptaron incluir en su seno lo que había sido desde tiempo inmemorial la Tradición de la Orden; de ese modo se reconstituyó la herencia anterior en la forma que ha llegado hasta hoy. Este tipo de equívocos ha hecho que algunos autores masónicos sospechen de ciertos aspectos de la labor del pastor Anderson, que parecería haber querido desviar los objetivos y orígenes de la Masonería, aunque debe decirse en su descargo, que en otros documentos masónicos históricamente válidos igualmente sólo aparecen los grados de aprendiz y compañero. En todo caso, si hubo una intención de este tipo ella no prevaleció y las Constituciones de Anderson fueron rehechas y se impuso la Tradición. Desde otro punto de vista, cualquier adaptación a los tiempos modernos de una Antigua Tradición, necesita una profunda adecuación que sólo el tiempo y otros muchos factores, aún de signo contrario, promueven. La Iglesia de Roma podría ser un modelo casi camaleónico de adaptación: de la escolástica a la teología de la liberación, de la sofía a la ciencia moderna, de lo sagrado a lo religioso. Y agregar que la Masonería, como Institución Iniciática ha sobrevivido a católicos y protestantes.
33 Como bien dice el refrán, "Nadie recibe las herencias con beneficio de inventario".
34 En Estados Unidos los nombres ligados a la futura U.S.A. son numerosísimos tanto por su calidad como por su cantidad; los nombres de: George Washington, Benjamín Franklin, Thomas Jefferson (según F. M. Hunter, Research Lodge of Oregon, 1952), James Madison, son obvios para todos aquellos que han estudiado la historia de este país y su inmensa repercusión en el resto de América latina y el mundo; téngase en cuenta la importancia que tuvo la independencia y la organización política de U.S.A. para la independencia y la organización hispanoamericana; tanto los primeros presidentes norteamericanos como los latinos fueron masones. Hay dudas sobre la pertenencia a la Orden de Adams, igualmente una figura importantísima de América del Norte; hay que sumar a Alexander Hamilton aunque no fue presidente (muy influyente su libro El Federalista), y asimismo a Monroe, Andrew Jackson, Polk, Buchanan, Andrew Johnson, Garfield, Theodore Roosevelt, Taft, Harding, Franklin D. Roosevelt, hasta llegar a Truman y el fin de la 2ª Guerra Mundial. 

Políticos y Libertadores: Simón Bolívar (Venezuela, Colombia, Bolivia), José de S. Martín (Chile y Perú), Antonio J. de Sucre (Ecuador), José Martí (Cuba), Francisco de Miranda (que inició a Bolívar, O'Higgins y S. Martín en la logia Gran Reunión Americana que él había constituido en Inglaterra), Hnos. O'Higgins, Carlos de Alvear, Bermúdez, Undarreta, A. Páez, O'Connor, D. Jiménez, J. M. de Alemán, Arizmendi, J. Tadeo Moragas, Rodríguez Peña, Pueyrredón, Maceo, M. Gómez, Grales. A. Valero, D. de Tristán, etc. Presidentes: Argentina: Justo J. de Urquiza, Bartolomé Mitre, historiador y Gran Maestre, Santiago Derqui, Domingo F. Sarmiento, quien hizo la reforma y plantó los pilares del desarrollo educativo, que fue asimismo G. Maestre del Gran Oriente. Brasil: José Bonifacio de Andrade, Fco. José Cardoso, Luis A. Vieira da Silva, Joaquín de Macedo Soares, Eusebio de Queiroz (abolió la esclavitud), Manuel Dodere de Fonseca (República, 1889). Colombia: León Echeverría, Gral. Mosquera, Fco. de Paula Santander, Gral. A. Nariño. Venezuela: Diego B. Urbaneja (vicepres. del país en 1847-48, presidente del Gran Oriente Nacional Colombiano y de la Gran Logia de Colombia establecidos en Caracas en 1824, perteneciendo al primero los principales artífices civiles y militares de la independencia de Colombia, Venezuela, Ecuador, Panamá, todos 33º); Antonio Páez, José Tadeo Moragas, José Gregorio Moragas, (fin de la esclavitud); Antonio Guzmán Blanco, Joaquín Crespo, Andueza Palacio, grandes Maestres. Perú: José Rufino Echenique (1852), Miguel San Román. México: Miguel Hidalgo, Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, Guadalupe Gómez Pedraza, Javier Echevarria, Nicolás Bravo, Benito Juárez, Melchor Ocampo, Sebastián Tejada, Porfirio Díaz, Francisco Madero, etc. muchos de ellos Grandes Maestres.

35 En las ciudades americanas grandes, medianas, y aún pequeñas, el edificio de la logia masónica ocupa siempre un lugar destacado.

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